Volver a la tierra para restituir la vida

Tierra y techo

Hace un tiempo que vengo pensando en escribir y por diversas razones no lo hago. En el medio me sucedió una mudanza interprovincial desde San Luis a Buenos Aires (también conocida como babilonia) en donde me vi envuelta nuevamente en la vorágine ensordecedora de la ciudad. 

Volví luego de siete meses de habitar una casa en el monte, entre pájaros, caballos y zorros que venían a visitarnos cada tanto. De todas maneras, ya viviendo allí, tuve un par de ocasiones en donde me sentí con esa misma vibra enérgica de la ciudad: gente con sus autos, con sus motos haciendo ruido, cortando el pasto, talando árboles para los loteos o para que la casa parezca más "armónica" para los ojos exquisitos en donde no se permite ni una hoja ni pasto fuera de lugar. El pueblo cada vez era menos pueblo y más babilonia. La gente de la ciudad (la pandemia fue un antes y después) migró huyendo de las urbes para encontrar un poco más de paz, no sin antes trasladar todas sus exquisiteces y estilos de vidas alienados consigo. 

Acá cerca de las sierras pasa el mismo fenómeno que viene ocurriendo desde hace un tiempo en la gran ciudad: el problema habitacional y de alquileres. En Buenos Aires se ve mucho traducido en A1rbnb en donde podés alojarte temporalmente en viviendas estratégicamente ubicadas por la ciudad para el placer del turista a un módico precio reflejado en dólares. En las sierras lxs propietarixs de cabañas y casas, una vez terminada la temporada alta de verano, desde marzo a diciembre, alquilan sus inmuebles de manera temporal pero poco se encuentra de manera permanente. Las casas y chalets vacíos se replican a lo largo y ancho de todo el país. Lugares para habitar sobran, entonces... ¿porqué es tan dificil conseguir un techo para vivir tranquilx? 

Vivimos en un país en donde la compra/venta de inmuebles está dolarizada. También se ve reflejado cada vez más en los alquileres. La cuestión se remonta por allá en los '70 y la maravillosa gestión del ministro de economía de la dictadura, M4rtinez de Hoz. En los 70', entre golpe y golpe, entre milico y milico, el precio del peso terminó en el tacho. Y para tener una referencia de una moneda más "fuerte", se dolarizó la cuestión. Entre 1976 y 1979 en Argentina se produce así la liberalización del mercado de vivienda. Después sucedió al toque la guerra por Malvinas, en donde se intentó entre manotazos de ahogado, de prohibir la adquisición de moneda extranjera, pero ya era todo demasiado tarde. Los militares así nos dejaron, entre muchísimas otras cosas, una economía bimonetaria destruída. 
En la década de los '90, donde mucha gente parecía en un cumpleaños de pizza y champagne eterna con el 1 a 1, mucha gente pudo acceder a la vivienda propia. El caso de mis viejxs fue así. Trabajaban por un sueldo que les permitía ahorrar. Y con algunos préstamos entre amigxs y familiares, pudieron comprarse un departamento por Colegiales y después una casa por Villa del Parque. Hoy el m2 en Colegiales está casi $2000usd. Actualmente para poder comprar un departamento estándar (usado) de dos ambientes de 42 m2 en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), un asalariado medio debería invertir todos sus ingresos obtenidos a lo largo de 14,2 años. Alquilar en muchos barrios se come la mitad de un sueldo neto o más que un salario mínimo. Hoy en día, tenemos candidatxs a presidentes con este mismo discurso bimonetario y de mercado reciclado. La ciclicidad argentina no decepciona. 
                                                     Millenials finalmente comprando su casa 

Casa Propia o el Procrear fueron las únicas políticas públicas de los últimos años destinadas a palear la cuestión habitacional en el país. Mediante un sorteo, se accede a créditos para la casa propia en viviendas muchas veces ya fabricadas por el estado. Sin embargo, las viviendas y los créditos son pocos en comparación a la gente que necesita un lugar dónde vivir. 
Seamos realistas: hoy en día vivimos en una realidad en donde el acceso a la vivienda (no sólo casa propia sino habitar un espacio físico temporalmente) es cada vez más imposible. Hablamos de casas, departamentos, pero también de acceso a espacios de tierra. La toma de tierra surgió así también en la misma época como una de las vías de acceso a vivienda ante las faltas de políticas habitacionales extensivas. No todxs pueden pagar ni siquiera la posibilidad de una cuota al largo plazo de un crédito estatal. Hay otras necesidades antes, sobre todo el dar un refugio y comida a las crías cuanto antes. Hace dos años salió la Ley de alquileres, una ley muy pedida por muchxs inquilinxs que padecen a la hora de alquilar. El lobby contra la ley fue tan fuerte que hoy en día el gobierno está considerando suspenderla. La única regulación estatal contra el mercado depredador inmobiliario tambalea y no es casualidad. Las inmobiliarias son el actor principal frente a esta injusticia que es conseguir un lugar dónde vivir. 

La crisis habitacional es a lo largo y ancho en todo el mundo. Sin un techo a resguardo, es imposible llevar una calidad de vida digna. Ya lo vimos en el 2020 en una pandemia que además de causar innumerables muertes y enfermedades respiratorias, dejó expuesto aún más este problema de vivienda en donde quienes tenían suerte de tener un miserable espacio para unx, ya era afortunadx. Los hacinamientos y la preocupación constante ante la posibilidad de la muerte sólo causaron que los índices por violencia doméstica aumentaran. El problema no son las faltas de viviendas ni de tierras disponibles. El problema es que no hay ningún tipo de regulación de vivienda por parte del Estado frente el atropello del mercado y la depredación de unxs pocxs.

Propiedad privada, de quién? 

Si nos fijamos más atrás en la historia, podemos observar luchas y resistencias territoriales de muchos pueblos originarios a lo largo de todo el continente. Pueblos que hoy en día resisten a nuevas formas de colonialismos y reclaman por la soberanía de esas tierras que habitan desde hace años. 
A donde vaya y en donde esté, la venta de lotes, terrenos, casas y lugares es abismal. Sin embargo me pregunto, sabiendo que la mayor parte de la población lucha por llegar a fin de mes, quién puede comprar y acceder a esos precios? Quienes llegaron primeros que todos para obtener ese miserable papel, papel que te jacta de dueño, amo y señor de ese suelo? 

Es que "antes" había gente, seres, habitando todo el territorio que nosotrxs luego decidimos llamar Argentina, o Chile. Pueblos que convivían armónicamente con la flora y fauna, armonía que se traducía en la existencia pacífica entre las comunidades. Luego de la infame C4mpaña del Desi3rto, en donde despojaron de tierra e identidad a muchísimos indígenas que vivían en lo que hoy es la Patagonia, La Pampa y Buenos Aires (y más..) vino el sometimiento, muerte y reapropiación de esas tierras por parte del Estado. Hoy en día, el colonialismo y marginalización de las comunidades aborígenes sigue igual de latente. O peor. Las llamadas tierras fiscales, o tierras que pertenecen al estado y no a un privado, son desalojadas y puestas a disposición al ejército/milit4res o a la Administración de Parques Nacionales en el mejor de los casos. Sin embargo, hay muchas hectáreas y territorio que el estado aprovecha para hacer su jugada y rematarlas por chirolas a accionistas, empresarios y extranjeros que logran evadir las leyes que ellxs mismxs  redactan. Es así el caso del Grupo Burco en Río Negro, que hoy cuenta con 24mil hectáreas, todas apropiadas de manera bastante dudosa. La clave de estos terrenos es la importancia estratégica que juegan en la actualidad. Tienen acceso a cuencas hídricas claves, actividad glaciárica y mucho potencial de explotación hidroeléctrica. En un mundo donde el agua dulce cada vez escasea más, todo esto resulta más que clave. 

En la otra parte de la vereda, comunidades mapuches reclaman desde hace años para que se les otorguen los títulos de propiedad comunitarios. Quién puede tener un papel de propiedad cuando en otros momentos nadie necesitó de uno? Nadie necesitó que un papel porque nadie se creía dueñx de nada. La propiedad privada nace de la mano del mercantilismo en donde la gran mayoría queda afuera de ese juego. Y hoy en día, sucede igual. Generar por parte de los medios de comunicación y "la historia oficial" en donde los mapuches y demás comunidades originarias son desprestigiadas, catalogadxs de terroristas o usurpadores, nos hace desviar el foco de atención para una vez más centrarnos en lxs más desprotegidos, ninguneados y menospreciados y no en los que verdaderamente hacen negocios y privatizaciones para pocas manos. Cómo es posible que los lagos, lagunas, vertientes, montañas y demás sean propiedad de alguien? Es por más ridículo y absurdo. Y sin embargo, lo es. Hay un modo de trabajo de la ideología que preocupa. La ideología generada a a partir de los grandes medios de comunicación, de aquellas autoridades que parecen poseer verdades, en donde se desparrama una noción absurda de des legitimización, generan un nuevo sentido común entre la población. Esto no se produce de un día para el otro, sino que son cientos de años de institucionalidad en donde se hablaba de conquistas, colonialismos pero nada sobre las personas que masacraron. 

Desde octubre del 2022 se encuentran injustamente detenidas machis cuando se encontraban reclamando por la restitución de sus tierras en Villa Mascardi en Rio Negro, Argentina. Sus detenciones estuvieron atravesadas por hechos de violencia institucional y racial. No es casualidad que las compañeras sean referentes mujeres muy importantes para sus comunidades y gente. Están presas sin una condena firme y siendo maltratadas claramente por las fuerzas de seguridad, con una hostilidad en derechos básicos hacia sus personas. El relato terr0rista y amarillista por parte de los medios de comunicación y de la gente siguen haciendo posibles estas imposiciones de poder hoy en día. 

La tierra es de quien la trabaja

En esta misma línea, yo vi y escuché muchos cacerolazos en donde gente que vivía en departamentos minúsculos de la ciudad reclamaban ser "el campo". Por primera vez me adentré al concepto de expropiación cuando el estado argentino propueso estatizar una empresa que estaba en quiebra y debía mucha plata. También entendí lo fuerte que es el lobby agroindustrial, una industria que prepondera en este país hace tantos años como la campaña antes mencionada. Una industria que dio el porte de granero del mundo a la Argentina. Una industria que cobra en dólares y que no alimenta a la gente que vive aquí, sino que alimenta un negocio en donde se benefician nuevamente unxs pocxs a costa de la hambruna de todo el resto. Hablan de puestos de trabajos y de riquezas para el país, pero en realidad se genera 1 puesto de trabajo por 124ha. El agronegocio implica la siembra de monocultivos traducidos en oleaginosas (que sirve para alimentar al ganado), cereales y bosques implantados. Todo esto son las llamadas "comm0dities" o materiales tangibles que se pueden vender y comercializar. 

El detalle (no menor) es que esto se realiza dentro de un mercado en dólares, jactándose de generar un montón de divisas. Sin embargo, el país, los alimentos y su acceso, está cada vez más y más complicado. Entonces, para quien son esas divisas y dólares? El agronegocio a su vez es altamente dependiente de los combustibles fósiles para trasladar estos "comm0dities", para el empleo de las maquinarias ultra-mega-archi-modernas para cultivar el monocultivo, y bueno, de los químicos/pesticidas para los campos. Todo este paquete tecnológico también está cotizado en dólares. Otro tema aparte es el de las semillas modificadas. Pero volviendo al tema del campo y las tierras, la mayor parte está destinada a los terratenientes y sus monocultivos. Esta frontera se está expandiendo cada vez más, causando desmontes en zonas muy claves como por ejemplo los humedales. La frontera y los límites se corren cada vez más ya que este modelo arrasa con todo y necesita cada vez más. La agroindustria alrededor de todo el mundo es una de las principales causas de desforestación y relocalización de pueblos originarios. 

La agroindustria es la causante a su vez de muchas muertes y persecusiones a líderes ambientales que defienden los territorios y sus formas de vida. En países latinoamericanos como Colombia, Brasil y México son donde se registran las cifras más altas de persecusión, hostilidad y asesinatos hacia líderes ambientales. Son quienes han estado en la primer línea de defensa por el territorio, y quienes a su vez, se encuentran totalmente desamparados frente a los empresarios, financiadores y los propios gobiernos. 

En nuestro país, hoy en día se atraviesa una de las peores sequías de los últimos tiempos. Este dato es preocupante hasta para los mismxs causantes del desastre: el campo monotemática. Hace años que venimos leyendo sobre la bajante histórica del Paraná a tal punto que se podía caminar por el mismo (!), una ruta clave para el negocio y traslado de mercadería. La sequía que se atraviesa hoy en día preocupa a más de uno, y en vez de proponer nuevas alternativas o posibles transiciones hacia una agroecología y redistribución equitativa de tierras, el estado se ocupa de seguir financiando a aquellos sectores más privilegiados del país. ¿hassta donde hace falta seguir creciendo el volumen total de la economía? 
Muchxs vienen reclamando desde hace años sobre esta demarcada e injusto acceso a las tierras. Las y los campesinxs se encuentran en la encrucijada de no tener espacios propios para los cultivos, forzándolos a trasladarse cada determinado tiempo a un espacio distinto, donde tienen que pagar alquileres por esas tierras y cultivos. Se cobran regalías por las semillas, que a su vez muchas de ellas están patentadas y el paquete tecnológico que venden se cotiza en dólares. Hoy en día estamos comiendo trigo transgénico HB4, avalado sin restricciones por el gobierno nacional. El trigo se encuentra en muchísimos alimentos, sobre todo, los que consumen en barrios populares. 

Seguimos inmersxs en un sistema capitalista impuesto por multinacionales, terratenientes y un aparato estatal que legitima todos estos procesos sumamente injustos y desiguales. Hay una necesidad urgente de democratizar el modelo agrícola legitimado por el poder corporativo. Se termina avalando un modelo económico desigual y depredador en vez de pensar cómo podemos comer más sano y mejor.

La soberanía alimentaria se vuelve un factor sumamente clave en los contextos actuales, permitiendo a su vez la reconstrucción de la identidad cultural que tanto se ha perdido en el último tiempo. Sin justicia ambiental no hay justicia social. 




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