Perto do mar, a gente é mais feliz


Cerca del mar, la gente es más feliz. Así dice un cartel que se encuentra en la posada que fue mi hogar durante casi seis meses. Desde que arranqué viaje, nunca me había quedado tanto tiempo en un lugar. Hasta que llegué a Paraty.

No era la primera vez que me adentraba a las tierras brasileñas. Gran parte de mi adolescencia las vacaciones con toda mi familia fueron (un día y medio en auto después) en Florianópolis. Claro, era un momento social, político y económico en Argentina muy bueno pa gran parte de la sociedad. Y mis viejxs podían pagar esas vacaciones con tres crías a cargo. 

Tengo recuerdos muy hermosos de esos momentos. Hasta fue en Brasil donde tuve la llegada de mi primer sangrado. Recuerdo comer biznaginhas todos los días, pollo con papas fritas, queijos de los señores que pasaban vendiéndolos con sus parrillas, recuerdo las aguas vivas, los gomones, recuerdo las playas con ondas bravas, recuerdo pasar toda el día en el mar. Recuerdos que parecen de otra vida, pero todo queda guardado en la memoria efectivamente. Entonces, yo ya sabía que Brasil era una tierra amorosa y de gente feliz. Necesitaba habitar un espacio en el cual yo poder sentirme "a salvo" a pesar de la vi0lencia y miseria que nos habita en todas partes del mundo. 

Alguien me nombró Paraty, dentro del estado de Río de Janeiro, y la vida me fue acercando poco a poco hacia allí. Hice un viaje maratónico de muchos días desde la selva boliviana hacia el extremo opuesto del mapa: la costa brasilera. Miré muchos paisajes por las ventanas y finalmente llegué a mi destino, no sin mientras experimentar la solidaridad, compañerismo y amorosidad de la gente de Brasil. Me ayudaron a costearme un viaje desde Campo Grande (Mato Grosso do sul) hasta San Pablo. Dormí bajo el resguardo de una casa de rescate migrante en donde me sirvieron las 4 comidas del día. Vine buscando un nido de contención y generosidad y lo encontré muy pronto. 

Llegué antes de que comenzara la temporada de verano (que arranca justo para natal aka navidarks). Encontré un voluntariado en un hostel y ahi pasé mi primer mes a pocas cuadras del centro histórico. Ahi conocí a dos actuales amigas de país vasco, con las que fuimos a una praia a hacer topless. Pasé una de las peores experiencias en donde nos confiamos que estaba todo bien, pero en realidad no, y nos vinieron a censurar (cuando no había nadie más en la playa). Sentí en ese momento que no le habia sacado verdaderamente la ficha a Paraty y que había algo de ella que no me gustaba del todo. A los pocos días, tuve un desencuentro con una compañera de voluntariado en la que ella me botoneó con el dueño del hostel diciendo que yo no había limpiado bien una habitación (al dia siguiente de navidad en donde me avisaron 2am que tenia que hacer un turno a las 8am) y el miserable tipo decidió echarme de su hostel ese mismo día. La sensación horrible y angustiante de ese momento me invadió por completo. Logré negociar poder irme unos días después asi yo podía buscar otro lugar para quedarme y terminé parando en el jardín de un couchsurfer con una carpa prestada por él mismo. Dormí bajo las intensas lluviar pero a resguardo y con una persona que al toque de conocernos me prestó su bicicleta. Comí más orgánico y nutritivo y mientras tanto aproveché para dar una mano con la huerta de su espacio. Pasé 10 días allí y luego conseguí le escribí a una mujer que yo veía en los grupos de viajerxs para voluntariar. Fui a la posada, conversamos, me conoció y al dia siguiente ya estaba muy feliz como voluntaria (la 3era es la vencida, dicen). 

Luego lo que yo pensé que duraría un par de meses, la vida fue avisándome que iba a quedarme por un buen rato aquí. En todo este tiempo aprendí e hice muchísimas cosas, desde lijar y barnizar maderas, limpiar una pileta, preparar el café da amanha, aprender de la comida brasileña, disfrutar del río que empecé a tenerlo a 800mts, de vivir rodeada de mato o cosechar palta, banana y maracuyá del terreno de al lado.  Así pasé los últimos meses: conociendo playas hermosas y paradisíacas rodeadas de vegetación y quiosques playeros, de tomar açaí con granola y paçoca mirando el atardecer. A hacer dedo o esperar el último ónibus para ir al centro a comprar fruta y verdura más barata los días martes, a hacerme amiga de los trabajadores que venian en la semana a trabajar en los condominios cerca. Nadé en pozos de agua, conocí cachoeiras increíbles, descubrí pájaros y amigos no humanos increíbles. La naturaleza viva que me rodeaba nunca dejó de sorprenderme. Vi los amaneceres y atardeceres más coloridos y hermosos que me había cruzado hasta ese entonces. Aprendí a convivir lejos del barullo de los autos y de la movida del centro, disfrutando del silencio y de la paz que me regalaba vivir en un lugar así. 

Los días y meses pasaron, vinieron a visitarme amigxs y familia y pude recibirles en un lugar hermoso. Pegué carona (hacer dedo) hasta playas increíbles, disfruté de la vida mientras observaba el mar, la arena y las olas. Los días de mucho calor se pasaron dentro del río o del mar, contemplando sus aguas, sus colores, sus texturas, sus piedras. Un día, volvía de una fiesta en el centro histórico, y tuve que esperar al primer ónibus a las 5 de la mañana. Volví y se me ocurrió ir hacia el rio, en ese silencio y tranquilidad que caracteriza a la madrugada. Nadé desnuda en sus aguas que acariciaron mi piel. Pero también pude escuchar y percibir a pájaros carpinteros con sus cabezas rojas, picando la madera de los árboles. Vi cobras y sapos nadando en el agua también. La naturaleza abundante me protegió del calor, de la pena, de la tristeza, de la rabia que sentía en el corazón y el cuerpo de a ratos por las injusticias que leía a través de la pantalla de mi celular. La vida transcurrió así de manera armoniosa y agradable para mi cuerpo y para mi alma. Los colores brillantes de las mariposas reboloteando a mi alrededor, nadar contracorriente en el río y luego dejarme llevar mientras observaba las copas de los árboles.. salir a vender mis cuadernos artesanales a las calles de Paraty entre toda la gente también fue una experiencia increible y gratificante. Conocí gente hermosa y compañera en todo este tiempo, de esa gente que querés tener siempre en tu equipo, gente amorosa y dispuesta siempre a ayudar al otrx. También pasé secuencias en donde me expuse a personas desagradables, pero saliendo de ellas con la consciencia cada vez más despierta. Tuve la dicha de poder ir al concierto de Madonna, sola, adentrándome a otra nueva aventura en medio de la babilonia carioca, teniendo luego para contar una experiencia y anécdota increíble que llevaré conmigo para siempre. 

Llegué a Paraty con muchas expectactivas de cosas que no necesariamente sucedieron, el destino me presentó situaciones en donde necesité estar atenta a mis decisiones y manejos, en donde finalmente pude aterrizar en un lugar amoroso y cálido para reponer mi cuerpa y mi mente. El viaje tiene momentos en donde no siempre es fácil ni agradable, pero poder encontrar un espacio seguro para poder descansar, reponer la cuerpa con una ducha caliente y un plato de comida nutritivo, eso para lx viajerx siempre es un momento de gratitud enorme. Mejoré muchísimo mi portugués, tuve conversaciones muy interesantes con gente que en su vida habían hablado con una argentina y vegetariana. Aprendí mucho más sobre la cultura brasilera, aprendí de las colonizaciones y la historia de Brasil. 

A una semana de continuar viaje para seguir recorriendo esta tierra hermosa, sólo puedo expresar mi enorme amor y gratidao por los momentos que viví hasta ahora. Continuar llenando mi corazón de experiencias en estos lugares, seguir recorriendo las mágicas tierras y conociendo personas maravillosas, eso es lo que deseo. Gracias brasil y su gente, allá vamos.

También aproveché y vi películas brasileras en este tiempo, les recomiendo las siguientes: 

1. Planet Hemp. Docupeli con grandes actores, relatando la historia de Planet Hemp, una dupla increible de pibes q quieren hacer música y fumar mac0nha. 

2. Carandiru. Dramón increíble, pelicula que relata la vida dentro de un penal en Sao Paulo visto desde la vivencia del médico asignado. Una revuelta que fue fatal y posta. 

3. Que horas ela volta? Una peli sobre una empleada doméstica q trabajó toda su vida para una familia adinerada. De repente, llega su hija, a quien no veía hace 10 años, a cuestionarle y moverle todas las fichas del tablero. 

4. Cidade Baixa. Un triángulo amoroso entre dos grandes amigos y una trabajadora sexual hermosa. 




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